Existen dos tipos de respuestas que analiza el sistema nervioso: voluntarias e involuntarias.
El arco reflejo corresponde a una reacción involuntaria del cuerpo, tras un estímulo percibido por los receptores sensoriales.
A través del arco reflejo, el impulso nervioso siempre lleva la misma dirección: de lo sensitivo a lo motor. Sin embargo, sufre modificaciones que permiten modular o coordinar las respuestas. Por ejemplo, cada vez que se envía información motora para contraer un músculo esquelético, se hace necesario que el músculo opuesto o antagonista se relaje. De otra forma, el movimiento no sería posible. Como ambas respuestas deben ser simultáneas, el arco reflejo requiere que desde el centro integrador se originen dos vías motoras: una que permita contraer el músculo agonista y otra que relaje el músculo antagonista. Para que el proceso sea simultáneo, se necesita una especial organización estructural entre las neuronas aferentes, intermediarias (interneuronas o asociativas) y motoras. De esta manera, tal como se esquematiza en la figura, una señal aferente puede generar impulsos nerviosos que activan (exitatorios) motoneuronas y al mismo tiempo impulsos que desactivan (inhibitorios) otras motoneuronas.
1 comentario:
pfff.. que facil.
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